¿Qué es la Amaxofobia y a quién le afecta?

El término amaxofobia hace referencia a vocablos provenientes del griego clásico con el siguiente significado:

 

 AMAXO: Palabra griega que significa carruaje.

 

 FOBIA: Palabra griega que significa miedo y que también hace referencia al término PROBOS: Dios griego que encarnaba el miedo y el terror.

 

 

 Así la definición genuina de la amaxofobia es miedo a conducir, términos éstos que si pueden ser entendidos por el común de los mortales. Ahora bien, para entender verdaderamente lo que supone este miedo o fobia a conducir la explicación tendrá que ser algo más amplia. Comencemos:

 

 El término fobia desde el punto de vista psiquiátrico hace referencia al temor irracional a ciertos objetos o a situaciones o personas concretas, del que el sujeto que lo padece reconoce su carácter injustificado, pero del que no se puede librar. En el caso que nos encontramos es el miedo (o fobia) a conducir, entendiendo este miedo como la inquietud que se produce no solo en la acción como tal, que tal vez ni siquiera se produzca por la respuesta de evitación, sino también todas las sensaciones de ansiedad, angustia, pesadillas, temblor, sudoración, ideas negativas irracionales, etc., que provoca el solo hecho de pensar en conducir.

 

 Estas respuestas de intenso temor e incapacidad que experimentan algunas personas al conducir o simplemente al pensar que tienen que hacerlo, es lo que caracteriza a la amaxofobia.

 

 La amaxofobia puede existir y estar relativamente controlada sin llegar a dominar a la persona o convertirse en paralizante o limitante de nuestra conducta, necesitando en este último caso la ayuda de un terapeuta.

 Según los resultados de un estudio llevado a cabo por el Instituto Mapfre de Seguridad Vial el porcentaje de población que muestra miedo a conducir es de un 33,3% del total de personas que conducen o que están habilitadas para poder hacerlo. De este 33,3%, el porcentaje de mujeres prácticamente dobla al de hombres (un 64% frente a un 36%).

 

 También distingue este estudio distintos niveles de miedo que producen dos situaciones distintas:

 

 a) El miedo en circunstancias específicas, que no llega a ser paralizante, pero sí produce sensaciones de tensión en situaciones específicas relacionadas con variables externas al conductor, como pueden ser las condiciones climatológicas, la fluidez o congestión del tráfico, el tipo de vía, etc.

 

 b) El miedo paralizante, es decir, el que sufren personas que, teniendo el permiso de conducción, no conducen por este motivo.

 

Según este estudio el porcentaje de uno y otro nivel de miedo son del 82% para el miedo circunstancial y 18% para el miedo paralizante.

 

 Otro estudio, este llevado a cabo desde la web  www.conducesinmiedo.com a través de cuestionarios a afectados y recogidos por su fundador D. Javier Díaz Calero, nos informa que si atendemos al momento de aparición del trastorno, los afectados se agrupan en tres categorías:

 

 1) Conductores que no superan los dos primeros años de carnet.

 

En general, todos los conductores experimentan un nivel variable de estrés al enfrentarse en solitario a la tarea de conducir. Una minoría (alrededor del 3%) no son capaces de soportar la tensión y abandonan la conducción. Muchos de ellos se sienten al cabo del tiempo frustrados e incompetentes por no haber logrado conducir.

 

 2) Conductores habituales con experiencia.

 

Son personas que tras cinco o más años de experiencia disfrutando (según manifiestan) de la actividad cotidiana de conducir, comienzan a sufrir episodios de ansiedad, principalmente por autopistas y autovías, sin presentar antecedentes similares en otros contextos. En este colectivo las crisis de ansiedad coinciden con periodos de estrés laboral o personal. El dato de cinco o más años no es un dato cerrado, es decir, puede ser un conductor habitual de tres o cuatro años de experiencia, que sufra los mismos episodios de ansiedad, aunque estadísticamente aparezca en mayor medida con más de cinco años de experiencia.

 

 3) Conductores que han sufrido una experiencia traumática.

 

En este grupo la amaxofobia se desarrolla después de un accidente de tráfico, tanto propio como de allegados sufriendo lo que se denomina trastorno por estrés postraumático (TEPT). En ellos volver a encontrarse con una situación parecida a la del accidente activa una respuesta condicionada de ansiedad tan inmediata que apenas son conscientes del estímulo que desencadena su respuesta.