Como  primera toma de contacto se realiza una consulta individual, para indagar sobre las posibles causas del miedo a conducir y pasar una serie de cuestionarios que nos indicarán si la persona es amaxofóbica, y si es así cual es su nivel de miedo a conducir (moderado, importante, muy importante). Para las personas no amaxofóbicas bastará con clases de coche de reciclaje que les ayuden a alcanzar un buen nivel de conducción, mejorando sus habilidades al volante con el dominio de las operaciones básicas y con la exposición paulatina a las distintas situaciones del tráfico. Para los amaxofóbicos se seguirá el siguiente tratamiento:

1.- Tratamiento psicológico.

Lo primero será indagar en la causa directa o indirecta que haya podido provocar la fobia a conducir. Esta causa puede ser clara, por ejemplo haber sufrido un accidente de coche o haberlo presenciado, o no ser tan clara o directamente desconocerla. Será importante indagar entonces en la historia del paciente, desde cuando le ocurre, los posibles eventos traumáticos (sean estos grandes traumas o pequeños traumas cotidianos), etc. Todo ello nos llevará a poder elegir las dianas para poder procesar con la  terapia EMDR los factores que han podido ser los desencadenantes de la fobia o el miedo a conducir. Haremos también una relación de los síntomas que presente y que queremos mitigar.

Una vez detectadas las causas que provocaron la fobia y procesadas, la persona podrá enfrentarse con total garantía y con una actitud nueva de alivio y seguridad, a las clases de coche.

2.- Exposición directa a la conducción con un coche de autoescuela.

Una vez superado el miedo paralizante la persona podrá exponerse a algunas clases de coche junto a un profesor de formación vial especializado.

Tras unas primeras clases de mejora de las habilidades básicas al volante y de alcanzar un mejor nivel de conducción, irá exponiéndose gradualmente a las distintas situaciones del tráfico y especialmente a aquellas que inicialmente le causaban más temor.

Otro objetivo será desarrollar un itinerario de seguridad, que será alguno de los que tenga que frecuentar la persona en su acaecer diario. Este itinerario de seguridad, una vez obtenida la suficiente confianza al hacerlo con el profesor en el vehículo de la autoescuela, será el elegido para hacer, esta vez en solitario y seguido por el coche de la autoescuela, por la persona que ya habrá perdido la fobia a conducir. Sólo necesitará, entonces, "horas de vuelo" para soltarse definitivamente, pero con la confianza de que esta vez puede hacerlo por sus propios medios.

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